sábado, 24 de octubre de 2015

Capítulo 26 “La cita de ensueño”

Capítulo 26 “La cita de ensueño”


    Hoy tengo una cita, por llamarlo de algún modo, con Yoel. Estoy muy nerviosa. Llevo todo el día pensando en qué ponerme. Mi idea era parecer divertida, natural, elegante, formal pero informal al mismo tiempo, y seguir pareciendo yo misma… si supiera a dónde me iba a llevar todo sería más fácil, pero Ana no ha conseguido sacárselo y tampoco Raúl, así que me temo que me llevaré una sorpresa.
Abro mi armario por décima vez en busca de algo que muestre quién soy en realidad, teniendo en cuenta todo lo antes mencionado, pero no encuentro nada. He seleccionado varias cosas que ya he rechazado por diferentes motivos. Un vestido beige de tirantes con flores en colores cálidos, una falda del mismo estilo con una camiseta de tirantes blancos, unos vaqueros largos con una camiseta de manga corta que me encanta, unos vaqueros cortos con una camiseta negra de tirantes… Pero nada me parece lo suficientemente bueno para llevarlo a una primera cita. ¿Porque me emociono tanto? No le quiero ¿no? Es decir no es lo mismo que con José… Mientras libro esta lucha interna llega mi hermano que se apoya en el marco de la puerta.
-¿Que tal vas mona?
-Mal, ven- le cojo de la muñeca y lo meto dentro de mi habitación. Le coloco delante de mi armario.- De toda mi ropa cual dice que soy una chica divertida, que voy formal pero informal al mismo tiempo, pero que sigo siendo yo misma.
Me hermano me mira boquiabierto y tras unos segundos se ríe.
-Bien, ¿Quieres saber lo que yo creo que de tu ropa te queda  mejor y formal pero informal?- Asiento y mi hermano saca unos vaqueros cortos oscuros, una camiseta blanca de tirantes y una camisa de leñador, de cuadros rojos y negros.
-¿Enserio?
-Sí, es lo que a mí más me gusta, y no solo para ti, cuando Ona se viste de ese estilo…
-Vale, no necesito más información, gracias por la ayuda y adiós mono- le digo alegremente mientras le tiro de mi habitación.
-¡Y rízate el pelo!- Me grita ya desde la puerta.
Le haré caso a mi hermano. Me pongo los pantalones cortos, la camiseta blanca y la camisa de leñador desabrochada, todo y tal y como me ha dicho mi hermano. Me suelto la trenza que llevaba lo cual acaba de rizarme el pelo, y me recojo las mechas que me suelen caer en la cara hacia atrás. Me pongo mis Vans negras y voy al cuarto de mi hermano.
-¿Qué tal?
-Preciosa.
-¿Te vienes al sótano?
-Voy.
Quedé con Yoel en que vendría a recogerme, y he quedado con mi hermano en que él abrirá la puerta y si por algún motivo no fuera adecuadamente vestida conforme va él me avisaría.
Estoy con mi hermano en el sótano cuando suena el timbre. Corro a mi habitación y mi hermano sube a abrir. Enseguida oigo a mi hermano gritar.
-Sol, es Yoel- debo bajar. Era nuestra señal.
Me guardo el móvil en un bolsillo de detrás, las llaves en uno de delante, la  cartera en el otro de delante y el brillo en el  otro detrás. Estoy lista. Bajo las escaleras a todo correr y lo encuentro en la puerta, con el pelo revuelto, sus grandes ojos azules brillantes y una preciosa sonrisa. Lleva una camiseta azul de manga corta que le marca su tonificado cuerpo y unos vaqueros.
Me dedica una sonrisa nerviosa  y comprendo que en los cinco minutos que he tardado en bajar, mi hermano le habrá dicho algo, que solo a él se le ocurre. Le dedico una sonrisa, con la intención de que sea tranquilizadora y nos vamos.
-Adiós- me susurra mi hermano y me da un beso en la cabeza.
-Adiós.
Yoel y yo montamos en su coche negro y comienza a conducir hacia el centro. Dios estoy tan nerviosa… ¿Que va a pasar? Y ¿cómo debo actuar? ¿Y si parezco idiota? Le miro de reojo y veo su preciosa sonrisa y sus enigmáticos ojos azules puestos en la carretera.
Estoy a  punto de preguntarle a dónde vamos, cuando me doy cuenta de que él quiere que sea una sorpresa, y que ya sé que vamos a alguna parte del centro. Llegamos al parque en el que estuvimos durante la fiesta del equipo de rugby. Aparca el coche, baja, me abre la puerta y coge del maletero una cesta de picnic y una gran manta de cuadros rojos y blancos. Comenzamos a andar hacia el corazón del parque, y Yoel me coge la mano. Un pequeño cosquilleo se extiende por todo mi cuerpo. Llegamos al árbol en el que tuvimos nuestra primera conversación de verdad. Extiende la manta en el suelo y me siento en ella. Yoel me imita y de la cesta de picnic saca una botella de cava y fresas con chocolate.
-Vaya, lo has vuelto a conseguir.
Me dedica una gran y preciosa sonrisa, coge una de las copas y la llena, y luego la otra. Me da una de ellas y doy un pequeño sorbo. No es la primera vez que bebo cava, todas las Nocheviejas, papa me da una copa para brindar, pero esta vez me sabe normal. Ahora me gusta más pues estoy con él, en una situación perfecta con un chico perfecto. Todo es perfecto, y por lo tanto debería sentirme perfecta, pero no es así. Me siento rara, pues todo es demasiado perfecto, incluido él, y luego estoy yo. Con una lista inagotable de defectos, la cual me hace estar un tanto incómoda ahora mismo.
Yoel coge una fresa con chocolate y la extiende hacia mí. Me acerco sonriente, pero con una sonrisa tímida, y me como la fresa que me ofrece. Ahora es mi turno, soy yo la que le ofrece la fresa, y él el que la coma. Luego, me coge la mano y me la besa. Más sonrisas
Seguimos hablando, y me doy cuenta de que tiene un bonito humor pésimo. Es decir, dice chistes malos, con ninguna gracia, pero el hecho de que sean tan malos te hace reír.  
Se acerca más a mí, me coge la mano, y me la besa de nuevo, sube un poco más, y conforme sube se acerca a más y más. Decidí que no me enamoraría de él, y quizá aún no lo he hecho, y si no quiero hacerlo, quizá deba pararle, pero es que sus besos suaves y cálidos me ponen la piel de gallina, y extienden un cálido cosquilleo por todo mi cuerpo. Llega al hombro, y reacciono separándome de él.
-¿Pasa algo?
-¿No creerás, que te iba a dejar besarme en la primera cita?- Le sonrío.
-Técnicamente no es la primera cita, ¿no crees?-Me sonríe. Me quedo en silencio porque tiene razón. Él sonríe aún más.- Tengo razón y tú estabas equivocada.
-Te contaré un secreto, para que en la próxima cita lo tengas más fácil para besarme.
-¿Quién ha dicho que quiera una cuarta cita?
-Pues entonces nada- le digo con una media sonrisa.
-Claro que quiero una cuarta cita- dice mientras me besa la mano.
-Pues bien, ahí va, Siempre tengo razón, incluso cuando no la tengo, la tengo.
-Eso es un poco prepotente ¿no crees?- Me sonríe.
-Puede… pero en el fondo sabes que es verdad- le sonrío de nuevo.
-Me encanta tu sonrisa, es más, la adicción por ti comenzó en el momento en el que sonreíste.
-Oh, vamos, algo tan romántico y bonito no es propio de este siglo.
-Cierto, mientras otros se fijan en tetas y culos, yo me fijo en ojos y sonrisas.
-Todos lo dicen, pero pocos lo hacen.
-Me considero uno de esos pocos, ojos verdes.- Sonreímos.
Seguimos bebiendo, riendo, hablando y comiendo y poco a poco le conozco mejor. Su cumpleaños es el nueve de septiembre, su color favorito es “el de tus ojos” han sido sus palabras exactas, así que en verdad no lo sé. Es inteligente, le gusta el rugby, es hijo único, y no añora el hecho de tener hermanos. A pesar de eso no es un típico niño mimado. Me gusta el hecho, de que al sentarse saque el hombro izquierdo, o que cuando esté un tanto nervioso se rasque la cabeza por detrás, sus chistes malos y sus sonrisas espontáneas. Me gusta hablar con él de temas raros, los cuales no tienen fin, el hecho de que me saque sonrisas en cualquier momento. Me gusta en definitivamente, él.
Me levanto y voy hacia el árbol. Hoy llevo pantalones, así que subo, como buenamente puedo al árbol. Yoel me mira estupefacto, pero sonriente, y eso me gusta. Subo a la rama más baja, pues no creo que pueda subir mucho más sin hacer el ridículo.
-Me fascinas- sube al árbol y se sienta a mi lado y me besa.
No me lo esperaba, y por eso no he podido reaccionar, pero lo peor es que tampoco me arrepiento pues es un beso fascinante. Es una mezcla de calor y frío, con sabor a fresas con chocolate y cava lo cual me encanta. Es extremadamente excitante, y quiero otro, pero quizá no debería…  Al acabar Yoel me mira, pero no sonríe, lo cual me hace pensar que quizá no le haya gustado… espero que sí que le haya gustado, pues a mí me ha encantado, y de verdad que me emocionaría que él hubiera sentido lo mismo.
-Sol-dice mientras me acaricia la mejilla- no le digas nada a tu hermano ¿vale? Aprecio mi vida.-Ambos nos reímos, y yo le doy un beso en la mejilla.
Yoel me lleva de nuevo a mi casa tras otro rato hablando, y me despido de él con un beso en la mejilla.
Entro en casa sonriente, y mi hermano, sentado en el sofá del salón con mis padres, me sigue con la mirada, se la devuelvo, y con ella una media sonrisa, él se queda un tanto anonadado y me sigue hacia el sótano.
-¿Que ha pasado enana?
-Cosas- Mi hermano cambia su cara de estupefacción por una de curiosidad con posibilidades de enfado.- Tranquilo, no ha pasado nada, solo hemos hablado.
-Ya, como Ona y yo todas las tardes.


martes, 29 de septiembre de 2015

Noticias; El Futuro del Blog

     Hola a todos/as mis lectores/as,
     Hoy vengo con una pequeña novedad. Últimamente me he estado planteando el crearme una cuenta en Wattpad,  pero no quiero dejar el blog, bueno, más que no quiero, no puedo, porque con él empecé y gracias a él di a conocer mi historia, así que se me ha ocurrido una solución.  Seguiré con el blog, con un capítulo cada viernes (si me es posible) pero al finalizar el libro, publicarlo en Wattpad. Si hiciera una segunda parte, (cosa de la cual no estoy nada convencida) seguiría con este mecanismo, primero lo publicaría por capítulos en el blog, y luego entero en Wattpad. Cuando lo vaya a pasar a Wattpad, os pondré mi usuario, por si queréis leerlo todo seguido o cualquier cosa.
     Por favor comentar que os parece mi idea, y recordar que como siempre estoy abierta a sugerencias. Ah, también me gustaría comentaros que quizá, más adelante haga alguna encuesta, por favor, dejarme también lo que opináis sobre esta idea en los comentarios.
     Muchas gracias por leer mi blog, de verdad.
     Atentamente, la redactora de La Vida de Sol;
     Sara Berenguer Botella

viernes, 25 de septiembre de 2015

Capítulo 25 "Todo comienza a ir bien"

Capítulo 25 "Todo comienza a ir bien"
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¡Ha sido la semana más larga de toda larga de toda mi vida! Pero hoy es lunes de nuevo y mi castigo ha terminado y voy a estrenarlo con Ana, vamos a quedar, aunque no se bien que vamos a hacer. El caso es que Yoel entrena y quizá nos pasamos por ahí una media hora, o vamos a dar una vuelta normal, o vemos una peli en mi casa. El viernes voy a quedar con Yoel y si no antes, es porque tenemos exámenes a la vista, tanto él como yo y el único día que puedo quedar esta semana es el lunes, el viernes y el fin de semana, pero el lunes lo hemos reservado Ana y yo, porque el viernes ella también ha quedado con Jacob. Me alegro muchísimo por ella porque está super feliz y me encanta verla así. Yo por mi parte también estoy muy feliz. Yoel y yo hablamos todos los días por las noches y son conversaciones de locos, pero esta cumpliendo su promesa y está siendo mi tornillo. Me lo paso super bien con él.
Estoy tumbada en el sofá del sótano con mi hermano viendo una serie cuando me llega un mensaje.
<Hola Sol, tengo tantas cosas que contarte... pero me haría muchísima más ilusión contartelas en persona, así que tendremos que hablar con nuestros padres. Si te apetece claro.> El mensaje es de Miriam y enseguida le contesto.
<Hola guapa, vale, ¿que te parece el sábado? Es que antes me es imposible por los exámenes. Vente a casa si quieres.>
<Vale, cogeré el metro, ¿en el L&L a las cinco el sábado?>
<Vale>
L&L es un bar del centro, cerca del local de la fiesta que por cierto se llama The Night, pero es más tranquilo, para pasar un rato con los amigos, pero no ir de fiesta un sábado noche. Un lugar perfecto para nuestra conversación.
Ya son las seis, y Ana debe de estar al llegar. Y así es.
-Hola guapa, vamos.
La dirijo a la cocina donde cojo dos chocolates calientes y oreos y cookies. Las pongo en una bandeja y bajamos al sótano. Mi hermano tampoco está hoy, mi padre trabaja y mi madre también así que tenemos la casa para nosotras. Pongo la bandeja en la mesa y nos sentamos en el sofá.  
-¿Peli?
-¿Si decido quedarme?-Pregunta Ana, yo asiento y pongo la película.


-¡Me encanta!- Exclamamos Ana y yo a la vez cuando acaba. Yo ya había leído el libro pero la película ha sido fantástica.
-Dios ha sido perfecta.
-Me encanta-suspira Ana.
-¿Tienes hambre?
-Pensé que nunca me lo preguntarías- se ríe ella.
Subimos a la cocina saco una pizza del congelador y la meto en el horno.
-Me asusta que él vaya en serio porque porque quizá me decepcioné como José lo hizo.
-No creo que lo hiciera.
-Ya, bueno, tampoco creíamos que José lo hiciera y lo hizo.
-¡Ya lo sé! Es súper raro, es decir parecía que te quería…
-Lo sé, era bueno fingiendo, tan bueno que hasta yo le creí.
-Pero recuerda que Joel es como José. No creo que él te haga daño, es más creo que se lo podrías hacer tú a él.
-¿Yo?
-Tú, por qué no estoy segura de que tú le quieras… es decir, quizá te moleste pero... no es amor se te nota no le miras como me mirabas a José no se  te ilumina la mirada.
Lo que me ha dicho me hace pensar quizá no quiera a Yoel quizá sólo sea una persona maravillosa que ha llegado en un momento de debilidad, quizás sea eso, quizá lo mejor para mí ahora sería estar sola y olvidarme de todo lo demás, quizá podría intentar mantener la amistad con Yoel sin dar paso a que nada más o quizá surge algo imprevisto y fantástico que me que me emocioné que me haga darme cuenta de que le amo, pero mientras tanto creo que la amistad sería lo mejor. Quizá no estoy preparada para una relación.
-Quizá tengas razón- me limito a contestarle.
Mis pensamientos no creo que sean aptos para compartirlos y más con el cacao mental que tengo últimamente porque todo es más complicado que antes… Todo ha comenzado este año desde aquel beso bajo la lluvia con el chico de ojos verdes y rizos rubios.
Seguimos hablando de un montón de cosas y me cuenta lo emocionada que está con Jacob. Sí que le gusta, a ella se le ilumina la mirada cuando suena el timbre del horno la pizza está lista mientras la sacó llega mi hermano.
-Mmmm... aquí huele a pizza- se acerca a la mesa donde Ana y yo hemos colocado la pizza y la Coca Cola y se lleva un trozo. Me río, me saca la lengua y se va a su cuarto.
-¿Que vas a hacer con Jacob?
-Jacob ha dicho que será una sorpresa, no paro de darle vueltas ¿Que será?
-Seguro que es maravilloso- le sonrío.
-Es muy guapo.
-Y está muy bueno- me río.
Tras un rato hablando, es hora de que Ana vuelva a casa. Me tumbo en la cama y comienzo, con desgana a hacer los deberes. No dejo de pensar en lo que ha dicho Ana y eso me incomoda. ¿Me gusta Yoel o le quiero? ¿O simplemente me parece guapo?  Me duele todo esto y no entiendo nada. El hecho de que Yoel me hiciera tan feliz anoche, me hiciera reir, me sorprendiera… todo eso me hace pensar que quizá no sea solo gustar, pero por otra parte, no me hace sentir ese cosquilleo tan especial que José me hacía sentir. Sé que no debo compararlos pero no puedo evitarlo. ¿Soy un monstruo?
Estoy tumbada en la cama pues a duras penas he acabado los deberes cuando me llega un mensaje. Es de un número desconocido.
<Hola Sol, soy Jacob, disculpa que te moleste pero... ¿cuales son las flores favoritas de Ana?¿Y su helado favorito? Ah, y su cena favorita.>
<Ja, ja, ja, las flores favoritas de Ana son las rosas rojas, su cena favorita es pollo a la plancha y su helado favorito es la vainilla con cookies y sirope de chocolate.> le contesto.
Ana tendrá una primera cita perfecta si Jacob lo cumple todo. Me alegro mucho por ella. Dejo el móvil y me acuesto.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Capítulo 24 "Noche en la playa, sorpresas, castigo y más sorpresas"

Capitulo 24 "Noche en la playa, sorpresas, castigo y más sorpresas"


     Ya son las 2:00 de la madrugada y llevó un buen rato junto al fuego pues lo que antes era una suave brisa ha aumentado su fuerza y si me alejo del fuego me hielo. Ahora echo de menos mi chaqueta...
     Viktor y la chica con la que ha venido se morrean junto al fuego. Raúl está medio dormido también junto al fuego, a mi lado. Una posición estratégica pues no vemos bien a Vik y a la chica. Yoel está a mi derecha, pero ninguno habla. 
     Hoy ha sido un día maravilloso, en el que me lo estoy pasando en grande, he conocido a un chico estupendo y he pasado de José. Lo he visto morrearse con Queen y no me he hundido. No me ha gustado, pero tampoco me ha molestado ni importado en exceso. Además he pasado página completamente de todo lo referente a él y a nuestra breve pero intensa historia de amor. Ya no me derrumbaré más cuando lo vea. Y respecto a Andrés, quizá nuestra amistad ha llegado a su fin, quizá es el momento de madurar y dejar atrás a los dos niños que jugaban en un sótano a videojuegos. 
     Me levanto y me voy, a pesar del frío" hacia la orilla del mar. Es una noche preciosa, de esas de película, luna llena y brillante, cielo estrellado, mar en calma, pero con pequeñas olas que rompen en la orilla... Me quito los tacones y me arrimo un poco más a la orilla mojandome los pies con la helada agua. Ahora veo que he estado haciendo la tonta estas últimas semanas en las que lloraba y me paseaba como un alma en pena. Al principio quizá no, pero al final sí. No puedo dejar que algo así me hunda de ese modo.
     Yoel llega por detrás y se tumba en la arena, yo le imito. El olor a agua salada me encanta, aunque el olor del bosque me gusta mucho más.
     -Una noche perfecta.
     -Sí, perfecta.
     Yoel extiende su brazo derecho hasta que nuestras manos se rozan.
     -Estás helada-susurra pasándome la chaqueta del equipo.
     Me arrimo más a él hasta que coloco mi cabeza en su pecho y él me rodea la cintura. Me gusta su perfume, y a su lado no tengo nada de frío y me siento protegida. Yoel me mira yo le sonrío.
     -Llámame loca pero me apetece mucho meterme en el agua.
     -Loca-me sonríe.
     -Las locas amamos con locura, las cuerdas...las cuerdas atan.
     -Pues entonces voy por el buen camino y tranquila yo seré tu tornillo.
     -Perfecto.
     -Perfecto.
     Seguimos así un buen rato, hasta que mis párpados empiezan a pesar demasiado y me dejó atrapar por los suaves brazos del sueño.
     -Sol...-me susurra Yoel con voz ronca.-Son las tres de la madrugada-bosteza- vamos.
     Me coge de la mano, me ayuda a levantarme y tras espolsarme la arena y coger los zapatos y el bolso, le sigo hacia el coche. Las posiciones son las mismas que cuando fuimos. Dejamos a la chica de Viktor, a Ana y a Raúl y luego me llevan a casa.
     -Buenas noches princeppesa- se despide Yoel, le sonrío y me voy hacia mi porche.
     En la puerta me quito los tacones y entro en casa lo más silenciosamente posible. Subo a mi habitación y me tumbo en la cama demasiado cansada para cambiarme.
     Son las 11:00 de la mañana cuando me despierto por la música procedente de mi móvil que suena especialmente fuerte. ¿Tengo resaca? Cogo el móvil.
     -¿Si?- Contesto con voz ronca.
     -¿Sol?
     -Sí ¿Quién es? 
     -Soy Yorel, siento molestarte pero no he dejado de pensar en tí. Si lo de ayer aún sigue en pie, ¿qué te parece a las once y media en el parque?
     -Perfecto.
     Se ha acordado y ha pedido mi número, y me ha llamado para hacer lo que prometimos hacer por la noche subidos por el alcohol. Y seguramente él tenga más resaca que yo, pero me ha llamado.
     -Perfecto.
     Bajo corriendo las escaleras y me encuentro con mis padres muy serios, y sentado en la mesa, con la cabeza baja mi hermano. Algo va mal y presiento que voy a tener que cancelar mi "cita" con Yoel. Mi padre me examina con una fulminante mirada.
     -Siéntate-gruñe.
     Toda la felicidad que me recorría hace unos minutos se desvanece por completo al ver a mi padre tan enfadado. ¿A qué hora se acostaron? Si fue a las doce puedo decir que llegué a la una de la madrugada...
     -¿A qué hora llegasteis? 
     -A la una y media-dice mi hermano. ¿Será verdad?
     -A las dos de la madrugada-miento.
     -Bien, castigados los dos una semana sin quedar. Tu toque de queda son las dos-le dice a mi hermano.
     -Ya te he dicho que llegué a la una y media.
     -Y me has mentido-afirma mi padre.
     -Y tu jovencita deberías haber estado en casa a la una.
     Al parecer a Rodrigo lo han pillado pero a mi no. Si se enteran de que llegué a las tres de la madrugada me matarán. Me alegro de que no se hayan enterado pero no podré quedar con Yoel. Una inmensa tristeza me envuelve. Necesito desahogarme, pero antes he de llamar a Yoel.
      Subo corriendo le llamo y le explico lo que ha pasado. Se lo toma bien o eso parece, pero yo estoy destrozadami Quería verlo, quería hablar con él y reirme...
     «Holaaaaa» me escribe Ana.
     «Hola.»
     «¿Qué te pasa?»
     «Te llamo»
     -Hola.
     -Hola, dime.
     -Me han castigado, iba a quedar con Yoel pero ahora no puedo.
     -Vaya lo siento... A mi también me han castigado- hace una pequeña pausa- ¡Me encanta Jacob!
     -¿Quien?
     -El chico alto, de pelo negro y ojos verdes- dice en tono soñador. Me encanta verla así.- No juega en el equipo de rugby pero es amigo de ellos. Es muy inteligente sabes, pero no un freak ni un empollón ni nada de eso, es...
     -¿Intelectual?- Me río.
     -Exacto- se ríe ella.
     -Cuéntamelo todo.
     -Bien, pues siéntate. En fin Hugo me tocó el culo y yo le dí una bofetada, entonces se fue y Jacob se acercó a mi y riendose me dice "Vaya eres una chica de armas tomar" y yo le sonreí. Luego me invitó a bailar. Tiene 17 años. Luego fuimos a tomar algo y los dos pedimos coca-cola. Piensa como yo ¿sabes? Es decir, cree que no debemos beber hasta los dieciocho.-Dicho esto suelta un gritito infantil, más típico mío que suyo pero me gusta verselo a ella.-Bueno pues nos bebimos la coca-cola y nos empezamos a conocer. Luego nos sentamos en uno de los sofás y seguimos hablando. Le gusta leer, es intelectual-suelta una risita- toca la guitarra, tiene coche y además ¡es guapísimo y está buenísimo!
     -¿Pero estáis saliendo?
     -No, aún no, pero espero que... Bueno ¿Y que tal con Yoel?-Le cuento todo lo que pasó.-Jo, siento que no hayáis podido quedar. Pero tu tranquila creo que le gustas de verdad, pero... ¿Y a ti?
     -Me gusta mucho pero no se si estoy preparada para otra relación... Bueno cualquier novedad con Jacob cuentamela inmediatamente. Adiós guapísima.
     Me alegro muchísimo por Ana. Siempre pensé quien sería el afortunado en conquistar por primera vez su corazón y darle su primer beso. ¿Será Jacob? La verdad es que está buenisísimo y es muy guapo y si es verdad que es inteligente es perfecto, aunque a mi me gusta más Yoel.

* * *

     Hoy es lunes el domingo fue bastante aburrido y la semana que me espera lo será sin quedar y sin ordenador pero bueno peor habría sido si les hubiera dicho la verdad. No sé cómo pudo hacer hacerse tan tarde.
     En 2 minutos tocará el timbre e iré con Ana al recreo. Salíamos de química cuando Yoel nos aborda.
     -Hola.
     -Hola-le saludamos.
     -Ana Jacob te está esperando en la entrada.
     -Adiós-se acerqua y me abraza- diviértete te dije te dije que él iba en serio-me susurra y sale corriendo.
     -Siento lo de ayer.
     -Tranquila. Pero como no pudimos quedar el domingo por la mañana ahora tenemos 20 minutos para tener nuestra "cita" entre comillas- nos sonreímos el uno del otro, nos damos la mano y salimos corriendo hacia el patio. Me conduce hasta la sombra de un árbol en el césped, saca de la mochila una manta de picnic, que coloca en el cesped- espera 3 minutos-y sale corriendo.
      En 3 minutos exactamente vuelve con un capuchino con mucha nata, mucho chocolate, mucha leche y mucho azúcar y un café que huele a menta, también lleva una caja de cupcakes.
     -Bien, tu capuchino perfecto. 
     -¿Como lo sabías?
     -Yo lo sé todo.
     Una punzada de dolor me invade. Es como mi primera cita con José, mi capuchino perfecto y esta conversación... Me duele la cabeza y todo da vueltas, voy a vomitar... No, no y no Yoel no es José y un par de coincidencias no me van a arruinar este momento. Hay dos cupcakes de arándanos dos de oreo y dos de pepitas de chocolate.
     -Perfecto-le sonríe y él me devuelve la sonrisa.
     Hablamos, comemos, reímos y bebemos. El capuchino está perfecto y los cupcakes me encantan además Yoel es divertidísimo todo. Es perfecto estoy en una burbuja pero entonces toca el timbre que hace aguja y pincha mi burbuja de felicidad con Yoel.
     -Tenemos que irnos.- Asiento y le ayudo a recoger.
     Me acompaña a clase.
     -Adiós- le sonrío.
     -Adiós-me devuelve la sonrisa y me da un beso en la mejilla. Me quedo de piedra mientras se marcha y entro en clase distraída sin dejar de tocarme la mejilla.
     He llegado a casa sin dejar de pensar en eso es suave beso. Por el whatsapp Ana me cuenta que ha hecho con Jacob y yo lo que he hecho con Yoel. Ella se asombra menos que yo con lo del beso.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Capítulo 23 "El chico"

Capítulo 23 “El chico”

-No la toques- dice en tono firme.
-¿Por qué?-Se ríe Daniel, el cual debe medir unos dos metros diez como mínimo y le saca unos treinta centímetros a Yoel.
-¿Quieres que llame a la niñera?-Dice Yoel en tono burlón señalando a José el cual se está enrollando con Queen, y por sorprendente que parezca, no me molesta.
En ese momento llega Hugo, también borracho, con la cara roja y dando traspiés.
-Vamos a por otra cerveza, Dani.- Le dice cogiéndole del brazo. Me fijo en que lleva la mejilla marcada, alguien le ha dado un bofetón.
Cuando los dos chicos se han ido me giro hacia Yoel y observó sus preciosos ojos azules.
- gracias- le susurro.
-No hay de qué. Déjalo es un borracho. Si sigue en el equipo es por José.- Y me dedica una bonita sonrisa, la más bonita que he visto nunca.
Empieza una nueva canción.
-Me encanta. ¿Bailas?
Antes de contestar busco a Ana con la mirada, no quiero dejarla tirada. Ella asiente con la cabeza en cuanto me ve con Yoel así que le doy la mano que me había ofrecido y nos vamos a bailar.
Llegan un par de chicas borrachas a las que se les ven las tetas y el culo con botellas de cerveza. Le ofrecen una a Yoel y hacen como si yo no estuviera. Yoel lo coge dos y me da una. Las chicas murmurando por lo bajo se alejan.
-Gracias- digo a pesar de que odio la cerveza.
Levanta su botella para brindar, cuando el equipo de rugby llega y se lo llevan. Yo vuelvo con Ana, que me mira mal. No por haberla dejado sola sino por la botella de cerveza que llevo.
En media hora el local ya empieza a apestar. Hay una mezcla de humo de discoteca, alcohol, tabaco, vómito y sudor asquerosa, pero nos lo estamos pasando demasiado bien para irnos.
Voy sobria. La cerveza se la di a un chico que me preguntó si me la iba a beber, y aquí estoy hablando con Ana.
Los chicos del equipo de rugby suben al escenario con el DJ. Viktor coge el micrófono y la música se para en el acto. Por primera vez en toda la noche el local se queda en sumo silencio. Casi ni puedo oír la respiración de los que tengo al lado.
-¡Hey gente!- grita Viktor que es respondido con un sonoro "sí".
Viktor va despeinado, sudado, borracho y que la camisa rosa que al principio de la noche llevaba tan bien arreglada e impoluta, ahora lleva arremangada y desabrochada dejando ver así su tonificado torso, he de decir que a pesar de todo está guapísimo.
-¡Quiero que en la próxima canción no dejéis de saltar!-vuelve a gritar Vik.
En ese momento se rompe el silencio y la canción más movida de la noche suena a todo volumen. Acto seguido todo el mundo comienza a saltar provocando que el local retumbe. Los chicos del equipo de rugby saltan a la pista de baile sin parar de botar. La canción acaba, pero el suelo aún vibra.
-¡Lo habéis hecho muy bien!- Grita Viktor que ha vuelto a subir al escenario.- Ahora... buscar una pareja y... a bailar...
Una canción lenta, hecha para bailar pegados comienza. Veo a Queen y a José salir de la mano a la pista de baile (hasta ahora habían permanecido besándose en los sofás).
Ana y yo (como el resto de solteros y solteras, o gente que no quiere bailar,  nos dirigimos a los sofás de los que se levantan las parejas, cuando alguien me coge de de la muñeca. Temo que sea Daniel, pero no puede ser, él está durmiendo en un sofá. Me giro lentamente y me encuentro con los ojos azules de Yoel.
-¿Me concedes este baile, principessa?
Me sonrojo. No puedo evitarlo, nadie podría. Me vuelvo hacia Ana para buscar su aprobación, pero ella está demasiado ocupada hablando con un chico alto de pelo negro y ojos verdes, así que supongo que no le importará que baile con Yoel.
Le doy la mano y me dejo que me guíe hasta el centro de la pista de baile. Coloca sus manos sobre mi cintura y yo las mías alrededor de su cuello.
-Sol ¿cuando acabe la canción quieres tomar una cerveza y dar una vuelta?
-No me gusta la cerveza.
-Pues lo que te apetezca.
-Vale- le digo sonriente. El me devuelve la sonrisa y yo apoyo la cabeza sobre su pecho, sintiendo así mariposas en el estómago.
La canción acaba y veo a Ana pasárselo en grande con ese chico tan guapo. Yoel me coge de la mano lo que provoca que un chispazo se extienda por todo mi cuerpo. Me gusta pasar tiempo con él. Llegamos a la barra.
-Una cerveza y un...-se gira hacia mi- ¿que quieres?
-Sorpréndeme- le sonrío. Yoel se ríe y me pide un mojito.
Doy un sorbo a esa bebida amarillenta con mucho hielo, muchas hojas de menta y limón. Es muy refrescante y ácido, pero a la vez dulce.
-¿Y bien?
-Está muy rico- le digo sonriente.
Seguimos caminando en silencio. Llegamos al parque del centro y aún no hemos hablado, pero la verdad es que no estoy incómoda, nerviosa sí, pero para nada incómoda.
-Me encanta este parque, solía venir de pequeña, y ahora los sábados por la mañana a leer. Mira, ven- le cojo de la mano y le guío hasta una agrupación de árboles y nos adentramos en ella hasta encontrar un árbol no muy alto con muchas ramas gruesas. Aquí suelo leer los sábados por la mañana, y almuerzo algo del Starbucks.
Me siento bajo el árbol y él me imita. Todo está silencioso y la luna y las estrellas brillan con fuerza, es una noche preciosa. Corre una pequeña brisa que me mueve mi melena rubia.
El se gira un poco y nos quedamos cara a cara, muy cerca el uno del otro. Siento los latidos de mi corazón acelerarse, y me pregunto si los suyos laten igual de fuerte. Su respiración es pausada, mientras que yo amenazo con hiperventilar. Sus ojos azules y los míos verdes se funden en una sola mirada, que me cuesta contener. Se acerca un poco más. Ya estamos muy cerca, nuestras narices casi se chocan.
-Esto es perfecto- susurro.  Seguimos mirándonos y yo me pierdo en sus preciosos ojos azules.
-Mañana es domingo-susurra.
-Lo sé.
-Podríamos... no se… quizás te apetece… quedar.- Le dedico una media sonrisa- aquí, pera desayunar.
-Vale, ¿te apetece café y algo dulce?
-Perfecto.
-Perfecto.
Durante un rato solo nos miramos y sonreímos. Cualquiera que nos viera pensaría que somos idiotas, pero para mí es perfecto. NO me sentía tan contenta, desde que José y yo rompimos, pero aún así me aterra esta felicidad, pues ya la sentí, y acabe en el fondo de un oscuro pozo de tristeza.
-¿Qué hora es?- Pregunto tras quince minutos de precioso silencio.
-Una buena hora para volver. Ven, será divertido.
Le creo, hasta ahora no ha fallado ni una vez, así que confío en él. Le doy la mano y corremos bajo el cielo estrellado hasta el local del que salen Viktor, con una chica bajita y de pelo rizado, Raúl y Ana con el chico de pelo negro. Viktor va borracho.
-Ahora a la playa- dice Viktor y a continuación suelta un grito de euforia.
-Ssshhh, Vik hay gente durmiendo- le susurra Raúl.
-¿Y? ¡Que se despierten, que la noche es joven!- Vuelve a gritar.- Uy- dice y se va corriendo tras un coche donde vomita.
-Deberíamos llevarlo a casa- dice la chica con la que iba.
-No, no, estoy bien. Vamos.
Nos dirigimos a un coche bastante viejo de color gris. Vik monta al volante.
-¿Qué? ¡No!- grito- No pienso ir en un coche conducido por un borracho.
-Que voy bien Sol.
-¡Sí claro!
-Trae yo conduzco- dice el chico de pelo negro.-Viktor accede a regañadientes y le da las llaves.
Ana va de copiloto, al lado de su chico misterioso. Detrás nos apretujamos los otros cinco. Vik y su chica a la derecha, ella sobre él, igual que Yoel y yo, solo que a la izquierda, y Raúl en el centro.
-Yoel, ¿Que vamos a hacer en la playa?
-Vamos a quemar todos los malos recuerdos. Por cierto, Raúl ¿Lo llevas todo?- el hermano de Ana asiente.
Durante el camino hacia la playa, cantamos canciones de borrachos, aunque el que más canta es Vik, los demás solo cantamos los estribillos.
Ya hemos llegado. Yoel y Viktor encienden la hoguera y Raúl saca una caja de cartón y cervezas del maletero. El resto nos sentamos alrededor de la hoguera. Las llamas se mueven con elegancia al son de la brisa y las chispan saltan creando así una perfecta sintonía. Me siento atraída por el precioso baile de las llamas y me acerco más y más, hasta que alguien me coge de la muñeca deteniéndome.
-Cuidado- me dice Ana.
Me alejo del fuego. Raúl saca papel y bolígrafos de la caja.
-¿Quien quiere ser el primero en eliminar algo malo?
-Yo- digo sin pensármelo dos veces. Me dan un boli y un trocito de papel y escribo:

                         José. Dolor. Pelea con Andrés.

Doblo el papelito y me dejo atraer de nuevo por el fuego. Estoy muy cerca y el calor me envuelve. Alargo el brazo y lanzo el papel a las llamas. Observo como el fuego reduce a cenizas el papelito con todo lo horrible que me ha pasado en los últimos meses. Esto es como pasar página, y ahora que he pasado página ya no puede dolerme. Me olvidaré de todos esos preciosos momentos con José, pero a lo mejor no es tan malo. Quizá así, vivo experiencias nuevas y  nuevos momentos preciosos con alguien que me quiera de verdad. Si he sido feliz con alguien que no era el indicado, con él que lo sea, será perfecto.
Respecto Andrés, bueno, tal vez se solucione, y si no, el tiempo decidirá qué pasará con nosotros, y quizá le haga entrar en razón.
Ha llegado el momento de dejar a un lado el dolor, y comenzar a ver el mundo de nuevo en color. A ver de nuevo las cosas bellas y la parte positiva. Quizá ahora, después de toda esa horrible experiencia que he vivido, llegue la felicidad de  nuevo, estoy segura de que ahora todo va a ir a mejor.
Todos los demás queman sus papelitos, y otros objetos relacionados con lo que han escrito, pero yo no puedo quemar ni el oso ni el collar, porque no los tengo aquí, y tengo otro plan para el collar.
Reparten una cerveza para cada uno y Viktor alza su botella.
-¡Brindemos! ¡Por la felicidad!- brindamos y bebemos.
-¡Por la quema de malos recuerdos!- Grita Raúl. Brindamos y de nuevo bebemos.
-¡Por que sigamos repitiendo esto todos los años!- Grita el chico de pelo negro, y de nuevo a beber.


-¡Por que esto sea el principio de toda una nueva y maravillosa aventura!-Grita Yoel.

viernes, 28 de agosto de 2015

Capítulo 22 "La Fiesta"

Capítulo 22 “La fiesta”
  

  Ya hemos llegado a casa de Ona. Rodrigo me ha dado un beso en la frente y a subido a casa de su novia. Nosotras seguimos en dirección a la fiesta. Al pasar por un pub unos universitarios borrachos nos piropean.
      Al entrar las luces de colores que brillan por todas partes me ciega, y el ruido de la música y la gente gritando me ensordece. El ambiente huele a alcohol, humo de discoteca y perfume, sobretodo de chico.
      Seguro que dentro de unas horas esto empezará a apestar a vómito y más de la mitad de la gente estará borracha.
       La mitad de la gente que está aquí no debería estarlo, pues no permiten la entrada al local a menores de 16. La mayoría del equipo de rugby tiene 16 o más, y tienen carnets falsos, pero el local lo han “alquilado” para que nos dejen entrar a los que, como Ana y yo tenemos 15. Así que sus carnets falsos solo le servirán para comprar alcohol.
         La fiesta es en un local que abrieron hace poco en el centro. Tiene dos plantas, la de abajo es principalmente una pista de baile. Al fondo hay una plataforma de medio metro de altura, la cual actúa como escenario. EN el centro está el DJ. A la izquierda hay un par de sillones negros y blancos, con mesas bajas de cristal. A la derecha, hay una barra negra, con taburetes blancos.
          Ana y yo nos dirigimos a la barra cuando Raúl, Hugo, Tomás, Viktor y Yago nos abordan. Todos son del equipo de rugby.
          -Hey preciosidades ¿que queréis tomar?- Nos pregunta Viktor, un chico no muy alto y musculoso.
         -Yo una coca-cola.-Dice Ana.
         -No, no, no, vas a tomarte un cubata- dice Viktor sonriente.
         Ana le dedica una mirada asesina y pide su coca-cola.
         -¿Y tu guapa?- Me pregunta Yago.
         -Sorpréndeme.
         El se ríe y pide un cubata para él y un gintonic para mi. Yago tiene 16 años, y al pedir las bebidas, veo como enseña un carnet falso.
          -Vaya- me río al dar el primer sorbo al gintonic. Es dulce y a la vez ácido. Han utilizado ginebra de fresa estoy segura. Y unos pétalos de rosas flotan en mi bebida. Está ríquisimo.
         -Lo se, soy el mejor.- Se ríe.
          Ana me dedica otra mirada asesina. No aprueba que beba alcohol siendo menor. Normalmente le daría la razón, pero esta noche no. Esta noche necesito desmelenarme y pasar página completamente.
         -Bueno, como las preciosidades ya están servidas, vamos, que por ahí parece que se lo están pasando bien. ¿Venís guapas?- Nos pregunta Viktor.
          -Vik, cortate- le dice Raúl  muy serio provocando la risa de Viktor.
         -Bueno ¿venís?- Las dos asentimos y nos dirigimos con ellos al centro de la pista de baile.
          Durante un rato nos lo pasamos genial. En un momento dado, todos nos agarramos formando un círculo (en el que estoy entre Ana y Viktor) y empezamos a saltar. La adrenalina se extiende por mi cuerpo, haciéndome sentir poderosa. Salto y grito con todas mis fuerzas, hasta que Hugo y Tomás chican y deforman el círculo.
           Los chicos se van y Ana y yo seguimos bailando.
           Mi gintonic se cayó al suelo mientras bailaba con Viktor y dí tal salto que apenas me manché la punta de los zapatos, mientras que Viktor se mojo todo el bajo del pantalón. Pensé que se enfadaría, pero en vez de eso se rió y me ofreció su vaso.
           De repente un chico alto y musculoso se acerca. Creo que su nombre es Daniel. Él y Hugo son los mejores amigos de José.
           Se le nota bastante borracho así que me alejo de él y busco a Ana. La encuentro a unos pasos de mí, intentando librarse de Hugo. Quizá pueda llegar hasta ella y juntas escabullirnos hacia otro lado lejos de esos dos.
          Empiezo a hacerme paso entre la multitud, cuando Daniel me toca el culo.
           -¡Que culo que tienes!-Indignada, me giro y le doy una bofetada, que le marca la ya colorada cara debido a lo ebrio que está aun más.
           Le ha molestado y mucho, está temblando de ira.
           Levanta su gran mano, cierro los ojos y me imagino lo que viene después. Un dolor terrible seguido de un gran escozor. Correr llorando al baño y ver su gran mano, marcada en rojo en mi mejilla, y darme cuenta de que ni todo el maquillaje del mudo podría disimular esa marca.
          Pero el dolor no llega. Abro los ojos temorosa y veo a mi salvador… Yoel está sujetando la muñeca de Daniel.