viernes, 28 de agosto de 2015

Capítulo 22 "La Fiesta"

Capítulo 22 “La fiesta”
  

  Ya hemos llegado a casa de Ona. Rodrigo me ha dado un beso en la frente y a subido a casa de su novia. Nosotras seguimos en dirección a la fiesta. Al pasar por un pub unos universitarios borrachos nos piropean.
      Al entrar las luces de colores que brillan por todas partes me ciega, y el ruido de la música y la gente gritando me ensordece. El ambiente huele a alcohol, humo de discoteca y perfume, sobretodo de chico.
      Seguro que dentro de unas horas esto empezará a apestar a vómito y más de la mitad de la gente estará borracha.
       La mitad de la gente que está aquí no debería estarlo, pues no permiten la entrada al local a menores de 16. La mayoría del equipo de rugby tiene 16 o más, y tienen carnets falsos, pero el local lo han “alquilado” para que nos dejen entrar a los que, como Ana y yo tenemos 15. Así que sus carnets falsos solo le servirán para comprar alcohol.
         La fiesta es en un local que abrieron hace poco en el centro. Tiene dos plantas, la de abajo es principalmente una pista de baile. Al fondo hay una plataforma de medio metro de altura, la cual actúa como escenario. EN el centro está el DJ. A la izquierda hay un par de sillones negros y blancos, con mesas bajas de cristal. A la derecha, hay una barra negra, con taburetes blancos.
          Ana y yo nos dirigimos a la barra cuando Raúl, Hugo, Tomás, Viktor y Yago nos abordan. Todos son del equipo de rugby.
          -Hey preciosidades ¿que queréis tomar?- Nos pregunta Viktor, un chico no muy alto y musculoso.
         -Yo una coca-cola.-Dice Ana.
         -No, no, no, vas a tomarte un cubata- dice Viktor sonriente.
         Ana le dedica una mirada asesina y pide su coca-cola.
         -¿Y tu guapa?- Me pregunta Yago.
         -Sorpréndeme.
         El se ríe y pide un cubata para él y un gintonic para mi. Yago tiene 16 años, y al pedir las bebidas, veo como enseña un carnet falso.
          -Vaya- me río al dar el primer sorbo al gintonic. Es dulce y a la vez ácido. Han utilizado ginebra de fresa estoy segura. Y unos pétalos de rosas flotan en mi bebida. Está ríquisimo.
         -Lo se, soy el mejor.- Se ríe.
          Ana me dedica otra mirada asesina. No aprueba que beba alcohol siendo menor. Normalmente le daría la razón, pero esta noche no. Esta noche necesito desmelenarme y pasar página completamente.
         -Bueno, como las preciosidades ya están servidas, vamos, que por ahí parece que se lo están pasando bien. ¿Venís guapas?- Nos pregunta Viktor.
          -Vik, cortate- le dice Raúl  muy serio provocando la risa de Viktor.
         -Bueno ¿venís?- Las dos asentimos y nos dirigimos con ellos al centro de la pista de baile.
          Durante un rato nos lo pasamos genial. En un momento dado, todos nos agarramos formando un círculo (en el que estoy entre Ana y Viktor) y empezamos a saltar. La adrenalina se extiende por mi cuerpo, haciéndome sentir poderosa. Salto y grito con todas mis fuerzas, hasta que Hugo y Tomás chican y deforman el círculo.
           Los chicos se van y Ana y yo seguimos bailando.
           Mi gintonic se cayó al suelo mientras bailaba con Viktor y dí tal salto que apenas me manché la punta de los zapatos, mientras que Viktor se mojo todo el bajo del pantalón. Pensé que se enfadaría, pero en vez de eso se rió y me ofreció su vaso.
           De repente un chico alto y musculoso se acerca. Creo que su nombre es Daniel. Él y Hugo son los mejores amigos de José.
           Se le nota bastante borracho así que me alejo de él y busco a Ana. La encuentro a unos pasos de mí, intentando librarse de Hugo. Quizá pueda llegar hasta ella y juntas escabullirnos hacia otro lado lejos de esos dos.
          Empiezo a hacerme paso entre la multitud, cuando Daniel me toca el culo.
           -¡Que culo que tienes!-Indignada, me giro y le doy una bofetada, que le marca la ya colorada cara debido a lo ebrio que está aun más.
           Le ha molestado y mucho, está temblando de ira.
           Levanta su gran mano, cierro los ojos y me imagino lo que viene después. Un dolor terrible seguido de un gran escozor. Correr llorando al baño y ver su gran mano, marcada en rojo en mi mejilla, y darme cuenta de que ni todo el maquillaje del mudo podría disimular esa marca.
          Pero el dolor no llega. Abro los ojos temorosa y veo a mi salvador… Yoel está sujetando la muñeca de Daniel.