sábado, 14 de marzo de 2015

Capítulo 9 "Una tarde esplendida"


Capítulo 9 “Una tarde esplendida”
Es la hora de comer y ya estoy en casa. Saludo a mis padres y a mi hermano en la comida y cuando acabo me subo a mi cuarto.
Me tumbo en la cama, cojo mi móvil y llamo a Ana.
-¿Te vienes a casa?- Le pregunto.
-Si, a las cinco y media nos vemos,  prepárate que te voy a planchar el pelo.
-Vale- Le contesto, y dicho esto cuelga.
Me pongo a hacer los deberes y a estudiar sin mucho ánimo, mientras espero ansiosa las cinco y media, cuando entra mi hermano mayor Rodrigo.
-Hola, escucha papa y mama se acaban de ir y yo me voy también tienes la casa para ti. Adiós mona.- Me dice sonriente.
-Adiós mono- le digo yo. Genial Ana y yo solas en casa, no me lo esperaba la verdad.
Quedan unos diez minutos para las 5:30 y cojo el móvil. Me meto en el whatsapp y busco a Andrés:
“El dolor que siento es algo tan interno, que solo la persona a la que amo me lo ha podido causar.”
Creo que va para mí y me fastidia bastante que se enfade así por lo que paso en el hospital. José no ha cambiado el suyo y me encanta.
Ana llega y se pone manos a la obra.
-¿Y eso que no has quedado con tu príncipe?- Dice en tono burlón.
-Hoy tenia entrenamiento de rugby- digo pensando en la chaqueta del equipo que tanto me gusta.
-¿Juega al rugby?- Pregunta ella. Ana y yo no nos parecemos ella es lanzada para las cosas que yo no lo soy y viceversa, ella es la buena y yo la “loca”, y creo que por eso somos tan grandes amigas, cada una completa a la otra.
-Sí, es el quarterback ¿no le has visto la chaqueta del equipo nunca?- Pregunto como si fuera la cosa más obvia del mundo, aun que Ana siempre ha pasado de él, a diferencia de mi.
-Pues no, yo no estoy obsesionada con él como otras…- dice y luego se ríe. La empujo al sofá y ambas nos reímos.
Ana y yo seguimos hablando y riendo hasta que se para y dice que tiene hambre. Nos vamos a la cocina y saco los ingredientes para hacer creps.
-Genial, me apetecen creps.- Dice mientras se sienta en una de las sillas de la cocina.
-Gracias por ayudarme amor- digo en tono burlón mientras volteo un crep. Ana es genial, es divertid, impaciente, simpática, tímida con las cosas sin importancia pero atrevida en el momento de la verdad. Su castaña melena le cae más allá de los riñones, lo tiene un poco más largo que yo. Le encanta gastar bromas (a veces pesadas) pero soy incapaz de enfadarme con ella, es tan tierna. Tiene unos preciosos ojos miel están llenos de vida. A veces me da envidia, ella es tan guapa, tan esbelta… a su lado soy una enana sin curvas, a pesar de que gasto como cuatro tallas más de sujetador. Pero a pesar de que ella sea tan fantástica (bastante más que yo la quiero igual).
Cuando se lo digo ella se enfada y dice “-Venga ya, somos iguales, deja de decir estupideces” pero las cosas como son, ella es perfectísima.
Lo bueno de Ana es que se lo puedo contar todo y confiar en ella.
Los creps están listos y Ana y yo sentadas en el sofá, untándonos nocilla en el crep hablamos sobre todo lo ocurrido esta semana.
-Va a ser genial- digo con una gran sonrisa, al comentar el próximo fin de semana.
-Sí, tú, yo, Inés y Noemí, comiendo pizza y probándonos la ropa de Inés.- Normalmente los viernes por la noche, nos vamos a casa de Inés y nos probamos su ropa, ya que ella, va todos los jueves de compras. Inés también es muy guapa; tiene unos preciosos ojos amarillos y una melena negra bastante larga.
-¡Exacto!- Exclamo con una sonrisa. Seguimos hablando hasta que mi móvil vibra. Miro a ver quién me ha enviado el mensaje, lleva un rato sonando, pero son sobretodo grupos; tengo un mensaje de José.
<Hola guapa, jugábamos fuera ¿te acuerdas? Bueno pues hemos ganado y nos quedamos lo que queda de fin de semana aquí. Te quiero princesa.>
<Me acordaba, que bien me alegro. Que os lo paséis muy bien. Un beso, yo también te quiero.> Le contesto. Ana esta cotilleando y cuando lo lee pone  cara de asco. José no le cae bien, pero la verdad es que no entiendo bien porque.
Hay otro mensaje de Andrés y entonces lo recuerdo; ¡No le he contado a Ana nada de lo que paso en el hospital! Me va a matar, pero más vale tarde que nunca ¿no?
Le cuento a Ana todo lo ocurrido el viernes. Cuando acabo pone cara de asco y empieza a dar vueltas por el salón diciendo “¡Qué asco!” Mientras que yo me río.
-¡Qué asco!- Dice una vez más, antes de volver a sentarse a mi lado. –Lo siento por ti- me dice con un tono más calmado y de pena. Luego se queda callada, pensando y vuelve a gritar la frase que ya ha exclamado como mil veces.
 -Que mal, el horror te quiere. ¡Pero si es un feto!- Vuelve a pensar- Mira no mejor, tu eres la princesa y él el sapo asqueroso y feo.- Ana pone caras de asco mientras yo me río como una loca.
-Bueno- digo entre risas- ya, que sigue siendo mi mejor amigo.
-Ya lo sé, no sé cómo me puedes tener el mismo aprecio que a él.
-¿Te apetece ver una peli?- Le pregunto con toda la intención del mundo de cambiar de tema.
La peli (una comedia romántica) ha estado muy bien, pero es hora de que Ana vuelva a casa. Son las 20:30 y nos estamos despidiendo en el porche.