jueves, 23 de julio de 2015

Capitulo 18 "Atando cabos sueltos"

      Capitulo 18 “Atando cabos sueltos”

 Mi hermano entra en la habitación, sacudiendo la cabeza, y justo cuando va a hablar, nuestra madre nos llama. Bajamos en silencio las escaleras con sigilosos pasos, como si temiéramos despertar a alguna horrible bestia.  Cuando llegamos a la planta baja, encontramos a mi madre sentada en la mesa de la cocina con una taza de café caliente entre las manos. En cuanto nos ve, nos invita a sentarnos con la cabeza, y los dos obedecemos. Pasan un par de minutos en los que guardamos silencio absoluto, hasta que es mi madre la que habla.
-¿Qué acaba de pasar? Y quiero saberlo todo, no quiero que me ocultéis nada.
Mi hermano y yo nos miramos, y luego le devolvemos la mirada a mi madre. No le vamos a contar toda la verdad, mi hermano ya sabe que tiene que evitar el tema de José, así que construiremos la mentira, intentando no delatar al otro.
-Vale- hago una pausa para respirar hondo y empiezo-  había quedado con Ana, para ir al centro, y para acortar el camino, pasamos por el parque de las pelas, para ir a la parada del autobús, y entonces vi a Andrés pelearse con otro chico. Cuando pararon Napoleón y Jaime me ayudaron a traerlo aquí.
-¿Por qué aquí?- Pregunta mi madre.
Buena pregunta, ¿Qué le contesto? Porque decirle que Andrés se había olvidado las llaves y no había nadie en su casa para abrirle no resulta muy convincente, y ¿Qué otras escusas me quedan? Quizá decirle la verdad no es tan malo, aunque podría endulzarla un poco.
-Porque, la madre de Andrés estaba en casa con el hermano pequeño de este, Mario, y pues no quería que el pequeño viera así a su hermano, porque estaba inconsciente, quería que primero se despertara y pudiera andar sin ayuda.- Mi madre no parece muy convencida pero lo deja pasar al menos por esta vez.
-¿Y porque no entrasteis normal? ¿Por qué los ocultasteis?
-Para que no te preocuparas- interviene mi hermano, el cual me ve demasiado lento, para una respuesta tan simple.
-¿Y ese grito? Gritabas “no”
-Porque Rodrigo estaba haciendo una de las suyas, y me ha cabreado.
-¿Y los gritos con Andrés?- Espero que no haya entendido bien las palabras, porque si no la única escusa que se me ocurre no colará.
-Discusiones de amigos.
No sé si ha resultado fiable o no, pero mama no ha puesto objeciones y a mí con eso me vale. Con los nervios de tener que explicarle a mamá todo lo ocurrido, no se me ha quebrado la voz en ningún momento, pero ahora que ya no tengo esa presión, todo lo ocurrido me golpea fuerte. Me duele mucho todo el cuerpo, el día de hoy está siendo una caja sorpresa de cosas malas, hoy todavía no ha habido ninguna alegría.
Me siento en el borde de la cama, y la cabeza comienza a darme vueltas, solo de pensar en lo ocurrido tras la pelea, quiero dormir y olvidarme del mundo. Me quedo parada, mirando al vacío, cosa que inquieta a mi hermano cuando llega. Se sienta a mi lado, y no dice nada, simplemente me pasa el brazo por la espalda y me aprieta hacia él. Apoyo la cabeza en su hombro. Pasamos así unos minutos, hasta que me pide que le explique todo lo ocurrido, así que lo hago. Le explico como Ana me contó lo que había pasado, mi enfrentamiento con José, como me sentí en cada momento, el porqué de la pelea, mi encuentro con Queen, y mi reciente discusión con Andrés. 
-Lo siento.- Susurra mi hermano mientras me da un suave beso en mejilla.- Pero, ese cerdo va a recibir su merecido.
Me separo de él, casi de inmediato, y me quedo mirándole a los ojos, a sus ojos verdes, exactamente como los míos. Esta muy serio, y sé que está furioso, lleno de odio en estos momentos.
-No- digo mientras se me quiebra la voz, por lo que suena como un suspiro.- NO- repito más alto y con voz clara. Él niega con la cabeza, y justo cuando va a comenzar a discutir yo sigo.- No vas a pelearte con nadie, no le vas a pegar a José, todo eso si me quieres de verdad. Si me aprecias y me quieres- en ese momento me interrumpe.
-Como te aprecio y te quiero, le voy a dar su merecido por hacerte daño.
-Si me quieres me dejarás, que sea yo la que me ocupe de esto.- Mi hermano me mira con aire critico, y muy serio, como decidiendo que hacer.
-Bueno… por esta vez, pero si vuelves a llorar, o si no lo solucionas solita, intervendré, y me dará igual toda tu palabrería ¿vale?- me dedica una bonita sonrisa, yo le lanzo una sonrisa triste, y tras un beso en la cabeza se va a su cuarto.
Me tumbo en la cama, y me quedo quieta, muy quieta, mientras las palabras de Andrés me retumban en la cabeza. Una y otra vez escucho esas palabras retumbar en mi cabeza.
“No me hables de nuestra amistad, porque ya no existe.”

Una y otra vez hasta que al final rompo a llorar, por la traición, el dolor, la humillación, el sentirme un monstruo… me paso todo lo que queda de día llorando, y por la mañana me despierto con malestar; dolor de cabeza, ojos hinchados y rojos, y restos de lágrimas secas en las mejillas. Pero sigo teniendo ganas de llorar. Me incorporo en la cama para seguir llorando pero eso no ocurre, estoy seca. Me quedo mirando al vacío, hasta que entra mi hermano, y me pongo en marcha para otro horrible día.